PAPA FRANCISCO: EL PASTOR QUE CORRIÓ HACIA LA LUZ DEL RESUCITADO
PAPA FRANCISCO: EL PASTOR QUE CORRIÓ HACIA LA LUZ DEL RESUCITADO
En la mañana del 21 de abril, la Santa Sede comunicó, con hondo pesar, la partida del Papa Francisco a la Casa del Padre. Su tránsito, en plena Pascua, nos invita a contemplar su vida como una travesía marcada por la esperanza, una carrera apasionada hacia el Cristo vivo. Los Agustinos Recoletos elevamos nuestra oración agradecida por este testigo luminoso del Evangelio, cuya palabra y ejemplo seguirán resonando en los corazones que anhelan a Dios.
Un corazón fraterno al servicio del Evangelio
El Papa Francisco —a sus 88 años— partió dejándonos un legado de cercanía evangélica y de amor sin fronteras. Así lo anunció el cardenal Kevin Farrell, prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, y actual camarlengo:
“Toda su vida fue una entrega generosa al Señor y a su Iglesia. Nos enseñó a vivir el Evangelio con autenticidad, valentía y ternura, sobre todo hacia los últimos, los olvidados, los descartados.”
Desde su elección, Francisco sembró una primavera espiritual. Sus encíclicas Laudato si’, Fratelli tutti y Evangelii Gaudium nos hablaron de un mundo más fraterno, de una Iglesia en salida, y de un amor que transforma desde lo esencial. Como san Francisco de Asís, miró el mundo con ojos transparentes, capaces de descubrir la presencia de Dios en la creación, en los pobres, en el silencio orante.
Padre y compañero en el camino agustino recoleto
Para la familia agustino recoleta, Francisco no fue solo el Obispo de Roma. Fue un hermano mayor en la fe, que nos alentó a vivir con creatividad fiel el carisma recibido. En su encuentro con los participantes del 56º Capítulo General (2022), nos interpeló con una pregunta que hoy resuena como una llamada profética:
“¿Estamos preparando a otros para que sigan caminando con vuestra espiritualidad, que es un don de Dios?”
Con su estilo pastoral cercano, acompañó el despertar de los laicos, la renovación del espíritu sinodal y la búsqueda de una Iglesia más humilde, servidora, auténtica.
El testamento de una Pascua vivida
Pocos días antes de su fallecimiento, en su última homilía pascual, el Papa nos dejó palabras que hoy resplandecen como su testamento espiritual. Inspirado por el correr de María Magdalena, Pedro y Juan hacia el sepulcro vacío, nos invitó a no detenernos jamás:
“Cristo ha resucitado, está vivo. No podemos quedarnos quietos. Hay que buscarlo en la vida, en el rostro de los hermanos, en lo cotidiano.”
Aun en la fragilidad de la edad, Francisco mostró que la vida cristiana es movimiento, búsqueda, audacia. Que la fe no es costumbre ni refugio, sino camino y asombro. Nos enseñó que la esperanza no se explica: se vive, se corre, se arriesga.
Oración y esperanza pascual
Hoy, la Iglesia entera llora y celebra. Llora al pastor que amó hasta el extremo. Celebra al discípulo que no dejó de caminar hacia la luz. Nosotros, los Agustinos Recoletos, nos unimos a la oración universal por su eterno descanso y agradecemos su vida fecunda, su magisterio transformador y su ternura de padre.
Desde nuestra espiritualidad agustiniana, repetimos con él y con toda la Iglesia:
“Contigo, Señor, todo es nuevo. Contigo, todo comienza de nuevo.”